La especialización creciente de las ciencias debía ser compensada, según Comte, con una figura que dictara a cada ciencia su propio uso. Puesto que toda ciencia tenía que mostrar su función en el todo social, resultaba claro que la nueva ciencia arquitectónica no podía ser otra que la sociología. Quien dominara la vida humana tenía que conocer las necesidades de orden y progreso de la sociedad en cada presente y, por tanto, tenía que conocer también su historia. De hecho, la sociología era la reina de las ciencias, pues era la última que podía llenar la laguna final del conocimiento de los fenómenos: la propia sociedad.
viernes, 13 de junio de 2008
otras versiones
Después de Mendel
Los trabajos de Mendel, si bien se publicaron en 1865, fueron completamente olvidados durante 35 años. En 1900, tres investigadores, Correns, De Vries y Tschermack llegaron, de forma independiente, a las mismas conclusiones que Mendel. En un ejemplo de honradez científica, decidieron que el honor del descubrimiento correspondía a su predecesor. De no ser así, probablemente Mendel hubiera desaparecido de la historia de la Ciencia.
Los genetistas actuales reconocen que Mendel, además de escoger el material biológico más adecuado, supo concentrar su atención en los fenómenos parciales y no en la totalidad de los caracteres (lo que le habría confundido), así como clasificar los caracteres y establecer relaciones entre ellos. El hecho de que Mendel realizase todos sus descubrimientos sin conocer la existencia del ADN y los cromosomas, ni el proceso de la división celular, ni qué sucede durante la fecundación con el material hereditario, añade mérito a sus logros.OTRAS VERSIONES DE LAS CIENCIAS NATURALES
Thomas Samuel Kuhn (Cincinnati 1922, Cambridge, Massachusetts, 1996)
Filósofo estadounidense. Partiendo de un análisis de la historia de la ciencia, niega que exista un progreso o una evolución lineal en el desarrollo de la misma. En su obra La estructura de las revoluciones científicas (1962), introdujo el concepto de paradigma, marco teórico aceptado por la comunidad científica en el que se desarrolla y progresa la ciencia hasta la aparición de otro nuevo paradigma, que desplaza al anterior sin solución de continuidad. Otras obras suyas dignas de mención son La revolución copernicana (1957), Segundos pensamientos sobre paradigmas (1970) y La tensión esencial (1977).